Si me asomara a la ventana
para saber de una vez,
ahora que ya es mañana,
lo que importa o lo que debiera importarme
para ser un hombre hecho y derecho,
y encontrara en el niño que tristemente va a la escuela
o en el sonámbulo que nunca despertó y va al trabajo mirando los relojes parados de la vuelta
o en el loco con aire de sabio que disimula su dolor cerrando los labios locuaces y perdidos
o en el santo que reza para curar el vértigo propio y ajeno
o en el obrero que sabe que su hijo será ministro,
que su hija será ministra,
si supiera que alguien sabe la respuesta
a lo que importa, cerraría la ventana para siempre
y pensaría en ello día y noche hasta que un buen día
me sacarían a hombros a la calle y me dejarían solo
allí donde les dije a mis hijos que me dejaran para emprender el vuelo.
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