lunes, 29 de agosto de 2022

FRANCOISE HARDY

 






F.H. 1


No me salvará el pico de las águilas

sino un poema que salga de mis poros

después de haber estado 

con Francoise Hardy





F.H. 2


Hoy he rezado

y mientras levitaba, sin darme cuenta

de la hondura del suelo,

le he pedido a F.H.

que me pasara la letra de sus musitaciones





F.H. 3


Afuera

el frío respiraba, queriéndonos matar con sus manos grandes;

yo,

que notaba el olor de una castaña asada

que me recordaba a mi madre,

me volví hacia F.,

y entonces supe

que iban a expulsarnos de la ciudad

y a borrar la novela que estábamos escribiendo

cuando nos escondíamos en el humo.





F.H. 4


No quedaba ya tiempo,

de manera que llamé a F.H. por su nombre,

F., F.,

coge el cuaderno y vámonos deprisa, le dije.

En la calle,

duplicados en el lluvinoso suelo,

los barrenderos y los hombres de la mangarriega nos sonrieron maliciosamente y dijeron:

esta noche vamos a morir.


Sin saber qué hacer,

tomé a F. del brazo y le pregunté cuántos años tenía,

y ella me respondió bajando los ojos,

los mismos que luego me mirarían de una manera muy original,

y movió su dulce melenita repetidamente,

repetidamente,

repetidamente.





F.H.  5


te dije

ven

y entonces aprendiste

a conjugar los verbos

ir

y

venir


y te fuiste




jueves, 25 de agosto de 2022

ERES

 


Te despiertas

tu cuerpo te lleva donde un vacío te llama

como una orden dada

recibida

y vas y vas sobre tus piernas y crees todavía que eres

que tienes un cuerpo de deseo

que deseas mojarte en el mar que nunca irá a secarse

imaginas volando sobre tus pasos que un alma te lleva suspendida con unos hilos

que maneja el comediante más hermoso

y te cansas de tanta inacción

y suspiras por aquel caballo de cartón


no eres quien me enamora

solo eres lo que de ti deja caer mi mirada

ella te hace te construye del cero al cero

y del cero al todo

ella ve una sombra que aniquila tu sonrisa de plomo

rompe el cristal de la falsedad


eres tan mía como lo es mi mirada

tan lejana como los ojos que cayeron cuando mirábamos el mar subidos a una silla

temblando

agarrándonos con las manos