lunes, 21 de diciembre de 2020

SENTADO SOLO SENTENCIADO (poema cantado basado en hechos reales)

 







Sentado

en el suelo

solo

parecía

pedir

limosna


no se sabe

si pedía

o si

solo

estaba

solo


qué hacía

allí

plantado

no se sabe


si mirabas un rato

veías

cómo

movía

solo

los labios


sufría

no se sabe


rezaba

no se sabe


llamaba

a alguien

que ya

no estaba

por su nombre

de pila

no se sabe


componía

poemas

algo

bueno

que llevarse

a la boca

no se sabe


mascaba

palabras

llegadas

de otro

que tenía que

destrozar

para poder

tragarlas

sin morir

no se sabe


vivía

sin más

ni más

no se sabe


moría

despacio

paso

a

paso

partido

a

partido

no se sabe


que hacia

pues

allí plantado

el hombre

sin un porqué

sabido

no se sabe


así que

mejor

fuera

juzgado

borrado

transplantado

a donde

nadie

lo viera

al paraíso

de sus sueños

a su casa

verdadera


pim

pam

fuera.


viernes, 18 de diciembre de 2020

TEATRO VERITÉ (Espectáculos, parte 1)


 

Una línea

a un lado

la escena

al otro

el patio 

a un lado

las vicetiples, el sudor cálido, la música, el hombre con el pelo brillante, la alegría

al otro

el culo me duele

me fumaría un cigarro

cuánto falta

mañana lunes

a cómo estará el pescado esta noche


de repente

cesa la música

se esconden las chicas del coro

con ese trotecillo típico de los zapatos de aguja

el hombre engominado coge el micrófono

hace gestos para que el público

siempre entregado

no haga ademanes de aplaudir

carraspea un poco

y con solemnidad dice:


señoras

señores

no se asusten

no tiene porqué correr

no se molesten en vigilar sus pertenencias

no hay nada que hacer

sepan

que

se fini

acaba de  llegar

el fin del mundo


se va la luz

oscuridad absoluta

se oye algún chirrido en las tablas

como si arrastraran pesados instrumentos de música

un contrabajo

por ejemplo

o el arpa que acompañaba el número de estriptís

y

todo cesa

la luz y el sonido


y el mundo se acabó.

martes, 15 de diciembre de 2020

CINE Y REALIDAD

 





Esta noche te he encontrado

en una película de gánsteres.

Te estabas besando con un matón de poca monta,

precisamente con ése que no decía nada,

que tenía unos andares algo tontos

al que se le caían las cosas de las manos cuando iba a matar.


He parado la imagen.

Con tu rostro congelado te he llamado con uno de tus nombres

y en la quietud he visto

que dejabas caer una mirada a la cámara,

como si tú también hubieras querido verme al azar.


Y, otra vez en movimiento,

has sido fiel a tu papel y a la trama.

Llegado el final he cerrado los ojos,

me he compadecido del hombre que te ha tocado en suerte:

disparaba sin ninguna gracia,

llevaba un sombrero demasiado pequeño,

no llegó muy lejos en el escalafón del mal

y el bien le avergonzaba y se lo sacudía

agitando sus manos, como si fuera polvo de los pobres salpicado en su traje negro.


Aunque, debo decirlo, he envidiado esas manos que te abrazaban

en el cabaret

y los zapatos que, mal que bien, guiaban tus pasos sabrosos en ese baile que no parecía tener fin.


Abro los ojos y digo tu nombre

en el silencio de esta casa en penumbra,

sueño los lugares por donde hubieran podido vibrar tus pasos

y entonces, me llamas desde el otro extremo de la existencia,

me dices que ya está la cena en la mesa,

que no me olvide de echar de comer a la gata,

que deje de hacer lo que sea que haga

y acudo, volando, volando

y te llamo otra vez con tu nombre secreto

sin que nadie lo oiga.






jueves, 10 de diciembre de 2020

¿QUÉ QUIERE LA POESIA?

 


La poesía busca saber


busca sólo una cosa

saber


atrapar en su ámbar

o en su almíbar

o en el vinagre de los versos

los mosquitos que han ido secándose

en los márgenes

donde la historia no se mira


busca atrapar

motas de polvo

testigos de las cosas

amontonadas

desparramadas

sucias

limpias

festejadas

olvidadas


porque el mundo

también lleva zapatos

que van dejando rastros

que lo delatan.

martes, 8 de diciembre de 2020

 


¿QUIÉN TEME A V.N.?



Crecer por en medio, o balbucir...

(G. Deleuze. Crítica y clínica)






Qué sabes de las palabras

que se pudren


quién las va a querer decir


quién las va a querer

querer


por caridad

las guardé en mi almohada

y ahora resulta que

mi cuerpo se ha ablandado


se me están cayendo los aceros

a pedazos


y esto me huele mal


¡ay mi cuerpo!


ya no hay fiera feroz

que quiera dar cuenta de él



así que para siempre estaré completamente uh ido

martes, 1 de diciembre de 2020

POEMAS EN LA CALLE

 




Hoy al punto de la mañana,

cuando ya la niebla se había levantado en el vuelo de las sábanas

y cuando los pobres de la ciudad cuidaban sus pertenencias como primera previsión del día,

cuando los niños se lavaban la cara en el calor del café de los padres que medio rezando se acariciaban

mientras se anudaban los zapatos y tersaban los pliegues del jersey antes de ir al trabajo,


hoy he visto a un ciego feliz que se dejaba,

en el colmo de su humildad,

agarrar del brazo para cruzar la calle,

donde un grupo de funcionarios se agolpaban para ayudar a un hombre trajeado

que, preso de un ataque de confusión, había pensado, por un momento, en

increpar al director en prácticas de la entidad bancaria en la que depositaba su confianza,

y he visto cómo la sonrisa volvía al rostro

enamorado

del hombre trajeado,

y me he dado cuenta de que un fragmento de belleza lánguida aún colgaba,

desde las navidades pasadas, de una farola olvidada,


he visto a un guardia urbano rodeado de pavos y de paquetes de colores,

porque los ciudadanos agradecidos le siguen, amnésicos y desorientados en tiempo y espacio,

arrojando dádivas, a pesar de que los guardias urbanos están muy bien pagados,


he visto a un politólogo romper las líneas rectas de su cuadrícula mental

y respirar aliviado al ser desposeído del cadáver que colgaba de su cabeza,

y le he visto, a continuación, comprar un cupón de la once

y extraviarse en la esperanza y el azar


he visto a un creador de opinión entrando en una sacristía

para pedir audiencia al párroco porque su madre,

por escrito,

una tarde de invierno le pidió

que no olvidase llamarle en sus últimos momentos,


he visto coincidir el desfile anual de los gays

y la procesión de la santísima señora de los desamparados,

y he visto a los congregados intercambiarse peanas y flores

y vestidos y túnicas y látex y correajes

y espumarajos, todo he visto intercambiarse

y he visto que unos que habían empezado encabezando
la procesión de la santísima han terminado cerrando el desfile anual de los gays,

y he visto como un travestido se arrodillaba al paso de un cofrade morado que arrastraba cadenas

y tiraba flores a la virgen maría,


he visto que las gentes no apartaban la mirada de los espejos que les asaltaban traicioneros

aunque eran conocedoras de su soledad y de su molicie,

y que aún así sabían que era necesario descarrilar el tren de la rutina en que viajan,

liberarlo de las vías muertas hechas a golpe entumecido de dolor y tedio

y que tenían que borrar de su piel la herrumbre del miedo,

pegada durante tantas noches apócrifas,

si querían llegar al mediodía soleado en unas condiciones

que les hicieran soportable vivir.



(De la colección Centros nerviosos)