martes, 10 de mayo de 2022

A(r)MAR(se) CON VALOR

 






armado de valor, extiendes tus brazos y le alcanzas;

ya es tuyo su cuerpo, notas el calor;

podrías contar uno a uno los átomos de tu cuerpo disolviéndose,

yéndose al espacio, extinguiéndose.


¿Te atreves a asistir a la desaparición de todos tus nombres?

te preguntas, sin saber,

y aún no ha terminado el abrazo

cuando, de nuevo, sólo te reconoces en el vestido de espejos que te cubre.


lunes, 9 de mayo de 2022

UCCELLACCI E UCCELLINI

 








                               uccelli fritti


Ese día se levantó el pistolero con ganas de escribir. ¡Papel, papel!, gritó. En la página blanca garabateó su firma, una línea que parecía una nube rodeando su apellido, y ya a continuación, como si hubiese cogido carrerilla o hubiese curado su fobia al vacío con una contrafobia revolucionaria, escribió:


de paso, Pasolini, oliendo los meados puberales como si fuera un fraile benedicto,

pues santo era ente los marginales,

escribió un largo poema dedicado al amor a la vida,

a la substancia de ser un cuerpo entre los cuerpos y, a pesar de ello, saber

respirar un aire que nadie antes había entendido como él. 

De paso, Pasolini, enseñaba los dientes y le confundían con una hiena matacuras, 

y sólo era que sonreía al joven obrero que iba a darle gusto

y al que enseñaría el sentido de la vida.

 

¡Ve y vuelve!, repetía el artista,

no dejes de ir, no dejes de volver, mira y recupera tu primera casa,

decía Pasolini, de paso que estaba en este mundo.

 

¡Dispárenme todos a una!, gritó, arrebatado como un pobre muchachote,

y fue así como le conocí una tarde, cuando, de paso, Pasolini se sentó en un banco, desenvolvió el bocadillo de su papel de periódico 

y echó las migas y las letras a las palomas

que no dejaban de corretear entre la sombra.









viernes, 6 de mayo de 2022

ÁVILA. TERESA, AMOR MÍO

 









Mira

lo que mis ojos ven desde la calma:

la ciudad y sus murallas, párpados de piedra;


escucho todos los silencios cantados para mi,

el grillo del verano, el pájaro de los tiempos,

el roce gastado de las horas cuando llegan

a la orilla del mar que me rodea;


me envuelve la blanca soledad,

la página posible donde los signos se crean

y el mundo nace cada día como una flor de primavera