sábado, 20 de abril de 2024

ECLIPSE DE LUZ

 







Y el pequeño pájaro ocultó al sol y se hizo una sombra que cubrió todo el mundo

tan grande era el pájaro pequeño


una sombra de luz/de noche iluminada/de luz/de luz


y los ciegos cuando se agachaban para coger la moneda que les tiraban los ricos

cerraban los ojos para no verse reflejados en un espejo traicionero en su cara y en su cruz



20/4/24




viernes, 19 de abril de 2024

CALLE OSCURA

 

  

                 

                                                                                                                              Calle Pignatelli 





La calle oscura como una culebra negra

o mejor como un lagarto negro porque era recta la calle oscura

había vómitos cerca del pecho de unos niños que miraban los cristales sin verse reflejados

eran ojos y cuerpos que aspiraban a un más allá por la carne

papeles en color y un hombre que dibujaba pasos horrendos con sus pasos de borracho

se olía el aliento de los que van a casa y no saben que van a llorar

nadie se miraba en la humedad negra del espejo bajo los pies lleno de cáscaras de plátanos y esputos infames

un águila cruzó el cielo por segunda vez

un hombre pequeño y triste buscaba una puta y parecía que su madre iba a avergonzarse de él

era por la tarde cuando si llovía el mundo aquel resucitaba

las cuevas oscuras me daban miedo

hombres furiosos lanzaban torpedos cuando decían gol gol los domingos por la tarde

era un cuento de miedo

había veces que cerraba los ojos para no ver y un vuelo me llevaba de la mano a la mano abierta de mi casa










martes, 9 de abril de 2024

DESAJUSTES SOBRE EL LIBRE ALBEDRÍO

 

Circuito y libre albedrío. Agon/agon



La tecnología, y la ciencia cuando, encogiéndose, se identifica con ella, se proyecta en ella, sólo es capaz de producir lo que siempre ha estado allí.

Los circuitos que van de A a A' funcionan ajenos al libre albedrío. Éste exige desobediencia, posibilidad de desobedecer, y los circuitos son el significante princeps de esta obediencia, y de la eficacia.

El circuito cortocircuita la necesidad que la humanidad tiene de lo humano, del hombre y la mujer.

No existe lo otro en el circuito. El circuito funciona con una falsa lengua de signos que no significan nada porque son automatismos. Condición de la eficacia. No del silencio. El circuito no conoce el silencio, esa obra del lenguaje.

El circuito derroca a Dios y toma el poder de un poder supuestamente abatido.

Podemos conjeturar sobre lo que nunca ha estado allí. Dios es lo que nunca estuvo allí. Es el significante de la desobediencia, la premisa de lo que se llama libre albedrío. Lo que el circuito aniquila.

No hay que preocuparse por saber si el libre albedrío existe o no. Éste no es necesario en donde todo siempre estuvo allí.

Lo que funda la humanidad (no la masa, sino lo humano) es la posibilidad real de (desear) irse a ese otro sitio donde nunca nada ni nadie han estado allí.

Ese lugar por donde andan los dioses. Y sabemos que no es un lugar esotérico sino metafísico y real. Y existe, aunque fuera de sitio y tiempo, y se llama Inconsciente. Pura materia. Materia pura que no cesa de producir síntomas, el principal de los cuales se llama sujeto humano. Ese ser dividido: siempre ha estado allí/ siempre está por irse a donde nada ni nadie estuvieron allí.

Sin el inconsciente no habría metáfora, y el lenguaje no existiría, pues en su lugar sólo habría reproducción de un automatismo radicalmente autoritario.

No hay que confundir el libre albedrío con la posibilidad de elegir una opción entre otra, dada una disyuntiva que se presenta. Uno no elige entre A y B. Los circuitos por donde circula la eficacia no dudan, no eligen, saben por donde tirar, si por a o por B, y, aunque “se equivoquen” nunca fallan.

La única elección real es entre no elegir y elegir, poco importa A y B, nunca se llega a un punto donde la elección haya terminado su función. Pues, si se opta por elegir, la elección no termina nunca. El libre albedrío es un tiovivo conducido por un operario al que, como en la película de Hitchcock, le acaban de pegar un tiro y está caído de bruces sobre los mandos de la atracción de feria.

Ese hombrecillo caído en el centro del tiovivo que no para de girar es el significante de Dios como fundador del libre albedrío.

¿Es que nunca estuvo aquí la posibilidad de elegir elegir

Si la existencia del libre albedrío pudiera indagarse valiéndonos de la estadística, cabría decir que no existe, o que es una mera posibilidad que se acerca a 1 entre infinito. Pero la estadística aplicada a la conducta humana se ve influenciada por el deseo, esa cualidad que se resiste a los números y que es material, a diferencia de ellos.

Pero sí, el libre albedrío cuenta poco, si nos atenemos a la eficacia que aquí se exige. Es una consideración, en primer lugar teológica y, en segundo lugar ética. Pues sólo el temblor, el desasosiego, ante lo absoluto o ante la verdad, hacen que el sujeto humano salga de los circuitos eficaces y se vea en la necesidad de elegir, pues allí no hay completud que le asista.

Cuando no se sabe lo que se quiere decir cuando se dice algo (una manifestación, entre muchas otras, de la incompletud) hay conciencia de un saber asociado al decir y éste deja de ser un eslabón mecánico de un circuito de certezas. No saber lo que quiere decir lo que se dice abre las puertas a un nuevo saber: que lo que entonces se dice dice más de lo que quiere decir. Es entonces y allí cuando estamos al albur del libre albedrío, una libertad impulsada por algo que está fuera de lo que puede ser contado (contabilizado).

El libre albedrío se anda por las ramas a la busca de bosques nunca transitados. Esos incontables bosques que intuimos, a veces, con los ojos cerrados para no ver lo que mandan que veamos.

El libre albedrío no sirve para producir conductas sino para decir algo que, sin entenderse, ha costado eternidades, y sufrimientos solidarios de todos los hombres y mujeres, en ser trenzado, dicho, escrito.































miércoles, 27 de marzo de 2024

MIRAR

 




No te atreves a mirar aquel agujero donde antes gritaba el mundo vivo

y ahora apenas queda un rumor del armisticio

ni recuerdos ya

ni el olor de los fuegos que encendiste

ni el dolor que gustabas cuando ella se iba cada día


solo puedes mirar donde ahora crees que algo todavía late

es un lugar oscuro donde todo es posible

un vacío dadivoso

un vacío materno ensangrentado que volverá a acogerte

donde solo cabe lo posible y siempre nada


allí se escucha un silencio final y trabajado después de tanta espera consumada

un silencio de bien hecho de harapos

donde trenzar sin apenas esfuerzo

la escala que te alce a tu primera casa con jardín


allí las x de tantas ecuaciones no resueltas van a deshacerse

como si fueran pequeños puntos suspensivos que te llevarán al sueño

al amor sin fin y sin objeto

a no obligarte nunca a mirar a ningún sitio prometido.







jueves, 14 de marzo de 2024

ENCUENTRO

 




Un día se encontró con un animal extraño

tenía ojos y boca y tenía labios

el animal lo miraba de frente

pedía algo

era un ser sorprendente

una revelación que la vida le había guardado sólo para él

no le supuso ningún nombre

tenía manos

unas manos blancas que a veces hacían una cueva donde guardada su cara

un día el animal habló

qué extraño dijo

el animal dijo qué extraño sin apenas mirarlo a los ojos

le contestó moviendo los labios

porque no encontró palabras

si hubiera encontrado las palabras hubiera escrito un poema de amor

y se lo habría dado





lunes, 11 de marzo de 2024

LA REALIDAD: BUSCA Y CAPTURA

 

   


                                          

                                                                       Mildred Burton





La realidad habla pero no se le entiende.

Revela por el mero hecho de ser. La realidad implica revelación.

Ese decir, esa revelación no supone que exista un receptor que la comprenda, que la interprete al pie de la letra.

No existe tal letra en ese hablar de la realidad. Nadie que la escuche a través de la letra, podrá entenderla.

La realidad es compleja en el sentido de que no existe una coagulación de ella que pueda ser diseccionada, estudiada. Cualquier “muestra” de la misma es una manipulación, una falsedad.

La realidad es indivisible. No existen fragmentos reales de la realidad.

Por eso la realidad es irrepresentable. El realismo es una falsificación de lo más auténtico de la realidad, que es la realidad misma.

Sólo puede representarse lo que de ella podemos absorber exclusivamente a través del inconsciente.

La parte del sujeto tomada, poseída por el logos, que es inoperante para saber de la realidad y que, en consecuencia, tiene como misión reducirla a una letra, a un discurso lógico (sometido a lo que ese logos pueda dar de sí) queda (des)compensada en el otro extremo por el inconsciente.

El inconsciente absorbe, se empapa de la realidad, más allá del principio de interpretación, y ésta sigue viva, latiendo en el sujeto letrado e ignorante.

El inconsciente hace saber.

El sujeto es poseído por la realidad a través del inconsciente. Por el inconsciente.

Lo más importante del inconsciente es su operatividad. El inconsciente no deja nunca de funcionar: trabaja, constituye, crea, tiende a, hace vivir al humano un plus puramente humano, más allá de lo estrictamente animal (la programación para la persistencia biológica) y de lo pertinente al logos (la pretensión de transformar la realidad en un discurso homologable por ese mismo logos, en un texto que él pueda leer).

Una vez dije que lo que se reprime (en el sentido psicoanalítico) es el amor. El amor es una expresión de la realidad. Indómita. Inenarrable..

A lo que cabe añadir: lo que se reprime (en el sentido censor) es el inconsciente.

Así, por ejemplo, los represores pretender establecer listas de legitimidad de lo que, sin tener ni idea, extraen de lo inconsciente: así predican sobre placeres legítimos, sexualidad legítima, agresividad legítima etc. Legítimo es, para la represión, aquello que es válido para la eficacia, para que lo humano sea, por fin, una máquina eficiente. Más "salud", más “seguridad”, más “claridad”, menos caridad.

La eficacia pretende transformar la realidad en algo reproducible a través de cualquier máquina.

Reproducir es poder.

Sin inconsciente sólo habría reduplicación, copia. La realidad sería una copia de la falsificación de la realidad que hace el logos, siempre al servicio de lo asimilable, de lo permisible.

El inconsciente no copia la realidad.

El inconsciente repite: no cesa de revelar la existencia del intervalo que hay entre las cosas de la realidad, lo que hace que ésta pueda ser soñada, narrada, recordada y olvidada.

Ese hueco, el intervalo, es el eros, el silencio que inventa la música. El tic-tac tartaja de la repetición, el intento de pillarle los pies al intervalo para hacerlo desaparecer es la muerte, con su silencio solidificado que no termina.

Frente a la disolución que la realidad lleva implícita, frente al ex-tasis, a la fuga, a la deserción de los márgenes impuestos por el intento de convertir la realidad en un texto inteligible, la represión actúa. Con la fuerza de un gulag blanco, de un auschwitz que por fin no teme decir que ha triunfado desde el principio mismo de su levantamiento.

¿Cabe vivir en una coexistencia dialéctica entre el logos no sometido a lo aceptable y el inconsciente atendido, no reprimido, no aniquilado?.

Tal vez un día podamos soñar dormidos y crear despiertos. Tocar el color que todavía no hemos barruntado con las manos y quemarnos en una fulguración amorosa que no exija retorno.

Porque, es cierto, la realidad en su escabullimiento ha dejado sus restos en los rincones, en los agujeros del suelo, en las fosas sépticas, en los charcos donde beben y se miran los perros, en los depósitos donde duermen los marginados, los santos.

Sólo los santos atienden el inconsciente sin espantarse. Los santos no padecen vértigo ni fobia a esa oscuridad que les llama para invocarles y abocarles hacia la luz. La misma que invoca y aboca a todos los humanos que no decidan vivir muertos.

Los santos no se escandalizan. Abrazan el bien y abrazan el mal. Se saben humanos y caminan pegados al suelo como si nunca hubieran sabido leer.

El arte es ágrafo y vive de los sueños.

El arte solo vive de la realidad. Y la salva y nos salva.



                                                                              Manuel Agujetas












miércoles, 28 de febrero de 2024

TRATADO BREVE DE POÉTICA

 




¿Cómo saber de aquello: la fiesta concreta del amor

Exacerbada su pasión porque detrás y muy cerca estaba el adiós

El final

El primer signo

Cuando los líquidos que el verano absorbía llegaban a lo más alto de un cerebro universal

Fuera de sí

Fuera de todo?



¿Cómo explicar aquello que no tiene palabras?

Aquello que si existe es precisamente porque no tiene palabras

Y está a la espalda de la historia

A la espalda de todo

Del mundo

Del sentido de la vida y de la muerte.



Escribirán los que saben hacerlo para rodear un vacío de su conocimiento

Para inventar el espacio cálido

Donde se supone que tuvo lugar el gozo

Y el adiós



28/2/24