miércoles, 3 de junio de 2020

poema


                                                                                     Memorias ( foto del autor)                                             


incluso los corderos se habían vuelto salvajes,

había que verlos cuando de uno en uno

se levantaban del pasto

como lenguas de fuego,

saltaban al aire, riscaban

en la maleza del viento,

gimiendo un ruido impropio de las bestias


embrutecidos, se miraban de frente,

tozaban entre sí

hasta que oían el chasquido de los huesos del otro,

teñían su lana ennegrecida con una pasta

brumosa de sangre oscura


vivían solos, huían del amor,

la leche había sido prohibida

por una ley evolutiva que la condenaba a ser

veneno

y en su lugar las ubres alargadas y rosas

excretaban una especie de semen diabólico

sin distinción de sexo, pues todo era muerte

y una sola muerte, las ovejas y corderos

 

cuando acaloraban y juntaban en paz

su testuz, buscaban en el recuerdo

el primer olor a lana y se daban la lengua,

saliendo por un instante del padecimiento del mal

recordaban el dulce sonar de los balidos,

se imaginaba balando ellos mismos en la inocencia del campo

y cerraban los ojos,

se hacían los tontos, como corderos,

las tontas, como ovejas,

bebían la leche blanca imaginaria de los sueños,

segaban la hierba del paraíso,

recordaban llorar

sin saber cuando iban a regresar

a las majadas.

4 comentarios:

  1. En el contacto aparece la necesidad del fuego, como llamando el calor al calor. Por eso, allí donde todavía es posible el frotamiento el deseo está salvado. Y con él, el otro. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Quizá la necesidad de saber que la inocencia sigue ahí, aunque sea sólo en el recuerdo.

    ResponderEliminar
  3. La pérdida de ser quienes somos siempre conlleva la nostalgia de ser quienes fuimos. Lo preocupante es no recordar el camino a las majadas, ni la necesidad de hacerlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, asusta pensar que entre "tanta" verdad en juego, los mordiscos por defenderla nos impidan hablar, reír, ir y venir.

      Eliminar