Hay una luz que calma, apacigua, aquieta. Es la luz de la vela en las noches de tormenta, la luz de los conceptos que ordena y depura, la luz que espera al final de la cueva. Pero hay otra luz que arde, que quema a quien se acerca a ella. Es la luz de quien ya no puede soñar, luz que el poema no puede cicatrizar. Gracias.
Hay una luz que calma, apacigua, aquieta. Es la luz de la vela en las noches de tormenta, la luz de los conceptos que ordena y depura, la luz que espera al final de la cueva. Pero hay otra luz que arde, que quema a quien se acerca a ella. Es la luz de quien ya no puede soñar, luz que el poema no puede cicatrizar. Gracias.
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