lunes, 10 de marzo de 2025

ENSAYO MENOR SOBRE LA POESÍA MENOR

 




La poesía menor es un pez casi ridículo que ningún pescador se atrevería a mostrar.

O un desecho olvidado en las aguas, un zapato viejo, una botella de plástico de la que unos labios sublimes, o no, bebieron un día.

El pescador no sabe más que lanzar la caña, y que el agua está ahí. Y que las cosas acaban por morir en el agua, incluso de vivir en el agua. Esconderse en ella, otra vez.

Sospecha que las cosas que captura, pequeños peces con apenas nombre o basuras de glorias pasadas, contienen el misterio y la fuerza que hacen persistir al mundo en ser lo que es y lo que no es (1).



(1)El poeta, menor siempre, puede ser representado como un pescador frente a un río ciudadano sentado en una silla minúscula, ajeno a su caña, descansada y algo trémula, leyendo una novela de Marcial Lafuente Estefanía, procurando no mover bruscamente la cabeza por miedo a que se le caiga el lapicero que guarda sobre su oreja, tan sensible a las músicas, aunque nadie lo diría.



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