martes, 4 de marzo de 2025

UN PASEANTE A PUNTO DE SER APLASTADO POR UN TROZO ENORME DE REALIDAD








                                                                        Los embajadores. (Hans Holbein, el Joven)




Otra vez ocurrió:

tan feliz y de paseo, delante de sí mismo cayó un trozo enorme de realidad, un meteorito de andar por casa.


Otra vez lo miró, tocó su frío con sus guantes, olió su por si acaso;

y lo mismo que la otra vez

sintió una gran felicidad al saber que aquello no era un espejo donde reflejarse

y ser










2 comentarios:

  1. Muy bueno. Decía el obispo Berkeley (amigo de Borges) que "el ser es ser percibido", que cuando tocamos o saboreamos algo tenemos que concluir que no hay más realidad que ese preciso contacto o ese preciso sabor. Y me imagino a Berkeley, zarandeándose del susto con el trozo enorme de realidad delante, preguntándose cómo sería posible que fuera aplastado por un meteorito, pues tan pronto como fuera aplastado dejaría de percibir, y con ello el meteorito aplastante a la fuerza habría de ser irreal e inexistente.

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  2. "Y sintió una gran felicidad" al saber que aquello con lo que había topado era otro, lo que me lleva a esta hermosa recreación de Campbell que ve en el miedo la experiencia primordial, seminal: "Hay una maravillosa historia de la deidad, del Yo que dijo: «Yo soy». Apenas lo dijo, sintió miedo. Porque ahora era una entidad en el tiempo. Entonces pensó: «De qué habría de tener miedo, si soy lo único que existe». Y no bien lo hubo dicho, se sintió solo, y deseó que hubiera otro, y entonces sintió deseo. Se hinchó, se dividió en dos, se volvió macho y hembra y engendró el mundo."

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