Se despiertan casi a la vez,
los reciben las mismas sábanas, la respiración ya eterna que ha caído día a día,
las paredes rebotando los sueños entremezclados, ilegibles,
los sueños desconchados, moscardones de ruido que no pararán de zumbar alrededor,
las ráfagas de luz les hacen hablar, se dan los buenos días,
hoy lloverá la gracia,
hoy nevará la alegría
y cubrirá la casa,
hoy el sol amarilleará las zapatillas que, casi muertas, llaman a los pies para resucitar,
hoy los caminos se harán muy largos
y la radio anunciará a mitad de la mañana
que le cielo se ha caído de una vez por todas
sin remedio, para siempre,
y sólo les separará un infinito
que les llevará tiempo descifrar
antes de que anochezca otra vez.
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