jueves, 26 de noviembre de 2020

PANDEMONIUM 2: INVITACIÓN AL SALTO







                                                                                       En lo alto, desde Collarada, Pirineo aragonés
                    


                         


Ya lo acaba de decir el graduado en epidemias doctor Garfunkelysimón, a medio sonreír, mirando hacia arriba, discriminando el plomo de la paja, la paja del polvo, la risa de la carcajada:

“nadie ha pensado, lo digo con modestia desde la columna filípica, que mi cargo obliga a levantar, que si usted está perimetralmente sujeto a su centro y no puede traspasar, por amor de dios, ese perímetro que es la suma de todos los lados del polígono, -nadie se acuerda ahora de las poligoneras aterradas, enterradas, desterradas, sabe dios en que polígonos irregulares habrán pasado la noche-, pero a lo que iba, nadie hasta ahora había pensado que hacia arriba no hay cierre perimetral que se contemple, no hay cremallera que se engarce en el aire, ni ametralladora que no necesite culata material para exhibir su tracatrá, ni urna de metacrilato que surfee las crestas del aire sin caer en el ridículo, sólo los pájaros son capaces de escaquearse de la realidad en estado sólido, pero ellos no son portadores del mal, sino porteadores de cadáveres, según dijo el poeta Nicanor Parra. De modo que si quiere salir de la superficie ordenada y estéril que le corresponda, salirse, correr, andarse por las ramas sin miedo a ser insultado por matías en antena stress, échese al vuelo, suba, no vamos a dar órdenes a las fuerzas para que midan la altura que sus alas alcancen, ni vamos a pactar barreras, fronteras verticales, suba a donde suba usted podrá hablar y callar con su propia lengua, balbuceando con las sílabas que más le convengan, yo mismo haré llegar hasta donde usted levite, o vuele agitado como colibrí enmascarado, mis prédicas, claras, meridianas, aunque le digo, fíjese bien, por su bien se lo digo, tenga usted en cuenta que en las alturas se cruzan sin control bandadas de metáforas, las de los pobre y las de los ricos, cuídese de ellas, pues a primera vista son indescifrables y parecen medio lelas, pero si las destripas estallan en tus manos, y ya tus manos, entonces, no te servirán para aplaudir cuando te llamen de público a un programa de televisión, de qué forma más tonta habrá usted tirado a la basura su página exclusiva, idéntica, identitaria, que, de buena gana, hubiéramos añadido al libro de la Historia, cuídese también de las miradas que algunos han levantado hacia lo alto, hasta lo muy alto, pues pueden impactar con usted estas miradas, y, al contrario que las ondas hercianas con las que alimentamos a las almas, que a lo sumo producen somnolencia y modorra como peores efectos secundarios, esas miradas traspasan la carne, crean estigmas y de ellos pueden brotarles el árbol de la vida, plantas salvajes o flores variopintas e inesperadas, es decir, y voy acabando, suba, suba, recuerde aquellas tres dimensiones que corremos el riesgo de olvidar con este neoperimetralismo bidimensional sobrevenido a la fuerza, levante las alas, salte, cuídese de los aires enrarecidos y abstractos, y, sobre todo, cuando baje no nos cuente nada, no nos venga con cuentos, bastante tenemos con este pandemónium que nos envuelve, que con tanto sacrificio nos coloca, allá que te va, en este, aun hoy  enfermo y temporal valle de lágrimas”.                                        

2 comentarios:

  1. Interesante metáfora, entre otros asuntos, de la situación en que vivivmos desde hace ya tantos meses.

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