Advertencia
Encuentro este poema olvidado en el cajón de las polillas. Me lleva por unas vías, tanto tiempo clausuradas y ahora abiertas de nuevo, de un modo muy nervioso, a una
de las obras de interés poiético más relevante: el Angelus de
Millet, de Dalí.
Lean el texto (de Dalí) y olvídense
del resto. Y no pongan insecticida donde guarden la memoria, y así
las polillas se dedicarán al traje del emperador y a que veamos las
menudencias desnudas de los cuerpos amorfos de los poderosos.
LA MUERTE DE CAPERUCITA ROJA
El Cazador lleva el féretro cubierto por la capa roja
en un
carretillo de una sola rueda.
Detrás,
la Abuela,
con
acompasada
marcha, camina llorando.
Unos
pasos delante va el cura en silencio,
moviendo
los brazos como si dirigiera un desfile imaginario.
El frío
es un cristal que apenas deja que traspase la luz de la tarde.
El
camino es muy corto,
al
final, espera una sima de barro
abierta
temprano por piadosas manos.
Tiemblan
los brazos del hombre
cuando
desciende el cuerpo que va ser tragado por la tierra madre.
Hay un
instante de silencio opaco:
El
Cazador, rendido,
se
arrodilla como si oliese la tierra,
la
Abuela dobla su cuello en señal de abandono,
la
carretilla con sus brazos abiertos, vacíos,
parece
la muerta.
Se acaba
la tarde:
se oye
un aullido terrible.
Nadie sabrá nunca
porqué llora el lobo
20 de noviembre,2005
Siempre me ha atraído especialmente el Angelus de Millet, pero no conocía la fascinación de Dalí por esta obra.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por el descubrimiento!
Investigando un poco he dado con este vídeo
https://www.youtube.com/watch?v=F1eLeIocAcU&feature=youtu.be
Se puede encontrar el texto, publicado no recuerdo en qué editorial.
ResponderEliminarTu poema bien podría haberlo retratado Millet, con la caja negra cubierta por la capa roja y ese aullido ensordecedor impregnando la atmósfera del cuadro.
ResponderEliminarCada uno lo pintamos en nuestra imaginación, en nuestro taller de imágenes, con nuestros propios condimentos.
ResponderEliminarMuy sugestivo tu comentario.