domingo, 5 de julio de 2020

LA MUERTE DE CAPERUCITA ROJA










Advertencia

Encuentro este poema olvidado en el cajón de las polillas. Me lleva por unas vías, tanto tiempo clausuradas y ahora abiertas de nuevo, de un modo muy nervioso, a una de las obras de interés poiético más relevante: el Angelus de Millet, de Dalí.
Lean el texto (de Dalí) y olvídense del resto. Y no pongan insecticida donde guarden la memoria, y así las polillas se dedicarán al traje del emperador y a que veamos las menudencias desnudas de los cuerpos amorfos de los poderosos.







              LA MUERTE DE CAPERUCITA ROJA



El Cazador lleva el féretro cubierto por la capa roja
en un carretillo de una sola rueda.
Detrás, la Abuela,
con acompasada marcha, camina llorando.
Unos pasos delante va el cura en silencio,
moviendo los brazos como si dirigiera un desfile imaginario.
El frío es un cristal que apenas deja que traspase la luz de la tarde.
El camino es muy corto,
al final, espera una sima de barro
abierta temprano por piadosas manos.
Tiemblan los brazos del hombre
cuando desciende el cuerpo que va ser tragado por la tierra madre.
Hay un instante de silencio opaco:
El Cazador, rendido,
se arrodilla como si oliese la tierra,
la Abuela dobla su cuello en señal de abandono,
la carretilla con sus brazos abiertos, vacíos,
parece la muerta.

Se acaba la tarde:
se oye un aullido terrible.

Nadie sabrá nunca
porqué llora el lobo

                         20 de noviembre,2005





      





4 comentarios:

  1. Siempre me ha atraído especialmente el Angelus de Millet, pero no conocía la fascinación de Dalí por esta obra.
    ¡Muchas gracias por el descubrimiento!
    Investigando un poco he dado con este vídeo
    https://www.youtube.com/watch?v=F1eLeIocAcU&feature=youtu.be

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  2. Se puede encontrar el texto, publicado no recuerdo en qué editorial.

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  3. Tu poema bien podría haberlo retratado Millet, con la caja negra cubierta por la capa roja y ese aullido ensordecedor impregnando la atmósfera del cuadro.

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  4. Cada uno lo pintamos en nuestra imaginación, en nuestro taller de imágenes, con nuestros propios condimentos.
    Muy sugestivo tu comentario.

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