Escultura
Disuelta ya la última gota de la gravedad,
floto,
mas tu dolor que llega a mí
trenza el hilo
que me sostiene.
Cuando Kubrick bailaba el vals
encima de una mota de polvo
y el espacio iba reduciéndose a cero,
tu cara me devolvía el gusto por el sol
cuando el domingo salía a buscarte
entre el hormigón podrido y el desierto.
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