Volvíamos
De espaldas al sol en lo alto de una roca
mirábamos el incierto azul
las nubes y los árboles de dudosa existencia
nos mirábamos incrédulos
palpábamos en el otro la herida del pecho para sabernos
veníamos de la pasión y de la muerte
allí estábamos nuevos
resucitados
El pájaro cantó y entendimos el canto
miramos arriba
calculamos el viaje a lo alto
camino de la gloria
La resurrección es un salto, porque a ella no se llega, como llega quien camina o transita. Quizá sea el gran salto; en el sentido de que la verdadera historia comienza ahí, cuando vemos lo que antes no podíamos ver y no vemos lo que antes podíamos ver. La resurrección no es un cambio provocado, estimulado, alentado, voluntario o involuntario. Llega de fuera. Uno despierta habiéndose roto los lazos pretéritos de identificación. Pero resucita quien puede abandonar, quien puede olvidar, quien no teme asaltar su ser. Gracias por tan bello poema.
ResponderEliminarNo tenía el propósito de que el poema pudiera entenderse, interpretarse. Pero, sí, eso ha sido posible. Y gracias a tu aportación, el poema se ha completado.
EliminarGracias.