desesperado
narciso se hizo un selfie
chupándose los labios con su bella saliba
silbando despacio para tersar sus arrugas y condenarlas a muerte
se mesó su pelo de colores
olió su mano bañada de sí
lloró de pena de no verse
siempre
disparó el dispositivo
y la muerte le tomó en un paso de cebra
un día de lluvia
era justo al mediodía
cuando la trompetería anunciaba
el fin del fin
el fin del mundo
El espejo de la reina mala miente siempre, repitiendo lo mismo cada día: el yo es lo más bello y no hay más mundo que Yo. La ilusión de ser el centro es, ante todo, ilusión de ser. Y es precisamente esta ilusión la que se desvanece en el paso de cebra. Me ha encantado tu poema. Besos.
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