Apetece la música en verano. Cerrar los ojos a la inmundicia y taparse los oídos con una belleza espinosa. Todo acaba en silencio. Escuchen, al azar, a John Cage. Imagínense que viven en un alambre que se mece entre montaña y montaña. Disfruten.
John Cage II
Pasa su mano delante de tus ojos
como mago de circo,
como hipnotizador que llega de la argentina;
sin saber cómo, él tapa tus oídos, abre tus mares escondidos;
al despertar, cantan las caracolas como nunca han cantado;
aúllan de gozo y de dolor las conchas,
hace que tu lengua busque en ellas la sal
como si persiguiese, hocicosa, el coño sagrado del amor
.
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