San Juan de la Cruz enamorado
1
Así era cuando en la esquina
donde me invitabas a morir entrelazados
en unas sílabas de saliva
que desde lejos lanzabas en boletas de papel
y me decías ven déjalo todo
solo en mis manos está la verdad y me enseñabas
ensangrentada la cruz de tu cuerpo
las suavidad del placer líquido
que me enseñabas por la ventana
apenas se hacía de día
y yo cuando iba algo
arrastrado ya por las horas de la calor
y llegaba a tus labios y pedía el agua
de la promesa y mojaba yo mismo mi cabeza
con ella y miraba a lo alto y de tu vientre
salía una fuente que me hería profundamente
y te decía no me dejes salir de estas cuevas
y cerrabas los ojos y yo
usurpaba tu oscuridad
y así tantas veces
quedábamos suspendidos en una tarde apacible
al final de todo y de los tiempos.
2
como era corto el vuelo
de ti a ti las alas tan apenas daban
de sí y el pájaro giraba sobre su propio pico
y te piaba buscándote de nuevo
pero el aire arrebatado le llevaba
adonde nadie había sólo un soplar infausto
más allá de donde estabas
y el vuelo corto otra vez a mí
dejaba las migas de nada pues tú nunca
fuiste verdad solo la fuente era
la que seguía manando su agua
cuando era la noche.
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