CÁPSULAS PARA UNA TERAPIA MEDICAMENTOSA DE LAS VÍAS NERVIOSAS
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El hipo del hipar diafragmático del hombre alambrado que ronroneaba despacio en un idioma sánscrito y aletreado las cifras de la peste, que se llama Simón/Pedro, se oía allende los cristales y quienes escuchaban ese hipar se tragaban su propio hipo y se hacía así un silencio sepulcral que daba paso a la noche y a la paz perpetua.
P.D. (Nota poiética)
Esta cápsula de letras que acabo de cocinar admite en su composición, si así se desea, comino. Si se toma por los ojos, y no por la boca, no sabe a nada, pero revela su propia esencia: la interrupción tartamuda de las metáforas, siempre inconclusas, la marcha atrás como método de construir un final sin final.
Delicioso el interior de esas cápsulas, aunque las paladee con la lengua de mis pupilas.
ResponderEliminarSalud
Gracias. Que te hagan mucho bien. Salud.
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