Había
que construir el alma
la
de los hombres
la
de los pueblos
eso
que se llamaba mundo estaba muerto
fue
un albañil y su cuadrilla
quien
tomó la iniciativa
pronto
se sumó el herrero a la empresa
y
el carpintero
y
un guardia civil de paisano y fuera de servicio que se vio
interpelado por la obra
y
un abogado para pasar lista a los trabajadores
y
un sacerdote epiléptico y desnortado en busca de un recuerdo perdido
y
un poeta
y
un filósofo que se encargaría de limpiar los cristales
los
rumanos cobraban menos pero ayudaban con sus paladas llenas
y
los negros que sonreían siempre y daban de comer a los pájaros
testigos
había
que construir el alma
no
había planos
un
ingeniero buscó en google algunos datos y nada halló
salvo
encíclicas pasadas de moda y que estaban fuera del ámbito de la
ciencia
alguien
leyó un poema menor
de
amor
y
encontró un camino que pronto desembocó en un solar vacío
todos
seguían manos a la obra
el
alma estaba arriba
en
la frontera del infinito
creían
como
el tejado de la torre de babel
pero no hubo confusión de
lenguas porque el silencio era la condición
y
así el alma se fue haciendo
empezó
de la nada y fue haciéndose una nada cada vez distinta
una
nada necesaria
era
la obra de todos los que trabajaban mirando arriba
a un final que nunca llegaba y
les daba la mano.