Cuando volví la encontré hecha un ovillo
llorando en su ricón de la cama
su piel estaba inundada y su boca cerrada por las telarañas del dolor
la cogí y entoces observé que olía a miel
le pregunté qué le pasaba
y me dijo que el amor le ponía triste
me arrebullé con ella y empecé a llorar
ella me preguntó qué me pasaba
y le dije que a mi también el amor me ponía triste
mi piel debía de parecer anegada y tal vez también yo olía a miel
nos escondimos en la cueva oscura que era lo que nos pertenecía
me parece que fuimos llevados por el agua a un lugar remoto y desconocido
siguiendo la espiral que coresponde a la física de la fusión y del amor
y no es de extrañar que de alguna manera estuviera presente el indescifrable principio
Indescifrable, porque se perdieron en el camino las letras y los símbolos. Muy bello poema.
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