Eran las seis de la mañana cuando el pino resucitó
me miraba
era un ojo oscuro apenas abierto que recogía en mi estupor su nueva presencia
aquí estoy
he vuelto
los pájaros todavía dormidos no sabían del milagro
cuando la luz se alborote vendrán los aleteos interminables y los vuelos alrededor de la esperanza del día
después la tarde se hará gris y la ceniza recogerá la huella de todos los pasos
de todos los vuelos
y guardará las caricias que unos dedos habrán grabado en ella
las palabras de polvo dirán adios al pino resucitado en la mañana
el árbol breve
el infinito árbol
al que las palabras no pueden llegarle porque no sabe hablar
sólo vivir como latido
No hay comentarios:
Publicar un comentario