La espalda dejándose caer en una barra de luz
blanca
la pared de la casa
mañana nueva
espera el bocado picante y un poco de vino
la lujuria
ella montándose en un aspaviento con los dientes como bandera blanca
el olor del río que baja sucio
la zarpa del mediodía
la venganza de la tarde
enseñando su insignia
una pequeña muerte ya oscurecida
aniquilada por la música
de J-2 en la sinfonola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario