Había una vez un pájaro
que por saber cantar cantaba
un canto tan revoltoso que loco volvía
a quien pudiera escucharlo;
rompía con el pico lo que nunca llegaba a ser melodía,
no usaba estribillos y el sonido se hacía humo antes de diluirse en un silencio que ya no tenía posibilidad de vuelta atrás,
era un pájaro que al cantar disolvía a quien lo oyera,
era un pájaro que por saber cantar se hizo música, mas no piedad.
Era un pájaro que por saber volar
hacía que el aire se encabritase y esculpiera con sus propias manos
unas galerías apenas transitables por las que ni aquel capitán Castaño
hubiera podido precipitarse en una mañana de gloria.
Era un pájaro amigo,
amigo pájaro,
que aún guardo en la memoria de los imposibles vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario