apareció
vestida de niebla
humedecida de tanta bendición de tanto amor que le fue dado
sus manos venían de vestir al muerto
sus ojos de un sueño consumado
sus pies del camino y de recibir el frasco de perfume
su voz venía de llamarme tantas veces
su materia de hacerse presente para siempre
siquiera en un rincón pobre de mi casa
por eso abrí la puerta y dejé que el viento me abrazara
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