Fue mirar al agua
donde las piedras temblaban quietas en el sosiego del fondo
precipitándose despacio
atravesando la luz que se iba posando como polvo aquellas tarde
fue mirar al agua
verse allí mismo con los ojos quietos
casi muertos
ciegos de hartura de sombras ciegos
y saber que en el mismo temblar seguía escrito su nombre
fue mirar al agua
y ver repetidos sus labios llamándole
diciéndole adiós con palabras otra vez dulces y nuevas.
2/1/24
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