un preso, en un lugar sin paisaje, se recrea haciendo objetos-arte,
puros aspavientos
hechos con migas de pan, piedras, hojas caídas
mientras los construye,
se van esfumando,
se hacen humo
como si los estuviera ofreciendo en sacrificio
nadie lo ve,
no hay nadie,
ni sabe nada de quien pudiera recibirlos
más allá
después, las estrellas, que de repente están
como si siempre hubieran estado allí,
le dicen:
ya vamos sabiendo algo más de tu método
y esas voces son el reconocimiento,
y, entonces, el preso recuerda su nombre
Me ha gustado mucho el aire onírico del poema, o mejor, del artefacto de-científico.
ResponderEliminarSaludos
También Eros, hijo de Poros y Penia, de los recursos y la pobreza, tuvo que abrirse paso hasta la luz para que, junto a ella, apareciera la oscuridad, los pliegues de la gruta, las arrugas de la piel, y todo lo que luego contaría nuestra historia.
ResponderEliminarRecordando a Otto Neurath, "somos como marinos que en alta mar deben reconstruir su barco usando las mismas maderas viejas con las que fue construido."
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios.
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