Hoy 1
Es sólo luz.
Al punto, blanca.
Amarilla, cuando la alcanza el desierto.
Luz.
Luz .
Sólo luz.
Cuando el día complete su girar,
habrán caído gotas derramadas de la luz,
que guardándose en la sombra más infame
se harán semillas
de hoy
para que nunca termine.
Hoy 2
Vivir en la ebriedad
donde los vértices de la piel cantaban arrullos a mis dedos.
Larga la eternidad en ese instante de la tarde.
Era cuando, yéndose a lo suyo, ocultaba su cuerpo oscurísimo,
creyendo ser el sol en la línea del mar.
Hoy 3
Era de hielo la escultura del cuerpo.
Deshaciéndose despacio en la punta de mi lengua,
sorbiendo los restos, ya templados,
del primer estallido del día.
Hoy 4
La luz es sin final.
Se guarda en las alcobas secretas
donde bien pudo haber caído
cuando yo aún estaba en la penumbra
esperando el despertar.
Platón -el místico- llama a la luz fuente de inteligibilidad. Pero la luz hiere, produciendo fulgores en los ojos a quien no sabe mirar, o a quien la mira sin intermediarios. Por eso se aproxima a ella primero a través de las sombras y las figuras, viéndola en los objetos reflejados en el agua; luego en la noche, viéndola en la luna y el cielo estrellado; hasta poder verla en el sol y las planicies amarillas. Pero cuando por fin la ve por ella misma, en sí y por sí, en su propio ámbito, descubre atónito que ya no puede ver como ven el resto de mortales. Gracias por tu invitación.
ResponderEliminarGracias, David. Nunca hubiera podido encontrar una manera mejor de acercarse a mi humilde escrito.
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