CIUDAD 1
Poco antes de que la niebla del parque solitario disolviera
a la vieja ondulada y a su hija que del brazo la llevaba a un silencio cada vez más cercano,
vi brotar alrededor un vapor amoroso, que apenas se notaba desde la distancia
CIUDAD 2
La tarde era una esquina blanca,
la esquina blanca que recogía el sol desbaratado,
y una alfombra amarilla de plantas secas y de papeles borrados
sobre los pies que brincaban ante la huida,
porque esos eran los pies que querían saltar el océano,
cruzar la calle para buscar el más allá de lo que veían sus ojos,
tocar al fin una mano real y notar el frío oculto del amor